lunes, 28 de noviembre de 2011

Si él no está¿Para qué vivir yo apenada?

...Y el bajaba presuroso a ver un ruido que
con sus criados sonaba en la calle, con el gran ímpetu 
que llevaba,no vio bien los pasos, puso el pie en vacío
y cayó.De la triste caída sus más escondidos sesos 
quedaron repartidos por las piedras y paredes.Cortaron 
las hadas sus hilos, cortándole sin confesión su 
vida, cortaron mi esperanza, cortaron mi gloria, cortaron 
mi compañía.Pues¿qué crueldad sería, padre mío,
muriendo él despeñado, que viviese yo penada?
Su muerte convida la mía, convídame y fuerza que sea
presto, sin dilación; muéstrame que ha de ser despeñada
por seguirle en todo.¡ Oh mi amor y señor Calisto ! 
Espérame, ya voy; detente, si me esperas; no me 
acuses la tardanza que hago, dando esta última cuenta
a mi viejo padre, pues le debo mucho más.
¡Te ruego, si mi amor en esta pasada y penosa vida
me has tenido, que sean juntas nuestras sepulturas.

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